Seis años después de la manifestación y acampada en Sol que derivó en el movimiento 15 M, es evidente que las cosas han cambiado, no tanto como hubiéramos deseado, pero vivimos en un contexto que antes nos parecía imposible por inalcanzable.
Antes de aquella fecha parecía impensable acabar con el bipartidismo y la alternancia en el poder de los dos grandes partidos, PP y PSOE. Por tanto creíamos que no existía ninguna posibilidad de cambiar las líneas económicas de gobierno, con las mismas líneas liberales en economía, en los dos partidos, marcadas por una UE y unos organismos internacionales más preocupados en los poderes económicos que por los ciudadanos a los que representan.
Solo se diferenciaban en las políticas sociales que, aunque insuficientes, decidían los gobiernos del PSOE, que se contraponían a la ausencia total de la preocupación por estas políticas por parte de los gobiernos del PP.
A día de hoy parece imposible que se vuelva a repetir un gobierno que gobierne a golpe de Real Decreto porque será muy difícil que se vuelvan a repetir mayorías absolutas. Han surgido nuevas fuerzas que han ocupado espacios en el Parlamento. En el caso de nuestro partido hemos venido para superar las líneas ideológicas que existían desde hace años y con la clara intención de llevar las demandas ciudadanas a las instituciones.
Antes de aquel 15M parecía imposible que pudieran prosperar Iniciativas Legislativas Populares, o que pudiera hacerse frente a los bancos, paralizando desahucios o ganándoles la batalla de las clausulas suelo.
Parecía imposible avanzar para conseguir romper con la opacidad en la que se movían los poderes políticos y financieros. Trabajar por la transparencia. Parecía imposible ver a políticos, banqueros y empresarios en los banquillos y en la cárcel. La magnitud de lo robado nos deja perplejos sobre todo porque ha pasado delante de nuestros ojos, haciéndonos ver como normales actuaciones que no lo eran en ningún caso.
Parecía imposible que los movimientos sociales o los movimientos de los trabajadores llegaran a tener tanta importancia y trascendencia, organizándose en la PAH o las Mareas por la Sanidad, por la Educación, por la Pensiones, por la defensa del Agua, y tantas otras, que han obligado a partidos y sindicatos de izquierdas a moverse apresuradamente detrás de ellos para no descolgarse de la nueva realidad.
Todo esto parece poco, pero es mucho. Seguirá siendo un camino largo y difícil. Durante estos años hemos podido comprobar como los poderes políticos y económicos, enquistados en las formas del régimen del 78, utilizando los medios de comunicación y todas sus influencias, han intentado acabar una y otra vez con nosotros y lo que representamos.
Debemos continuar. Y debemos tener cuidado en no formar, nosotros mismos, parte de quienes quieran o puedan acabar con esa ilusión colectiva de hace 6 años. Unidad y Humildad, juntas y unidas por una “y” no dejan de ser solo un eslogan bonito sino se ponen en práctica.
Debemos tener cuidado también con aquellos que abrazan ahora nuestras ideas como las de transparencia y participación en las decisiones de forma asamblearia y que solo intentan crear movimientos para que en realidad nada se mueva y que a la hora de la verdad siguen interesándose más por la foto que por la acción que hay detrás de esa foto.
Unidad y Humildad, y añadiríamos, Dialogo y Respeto por las opiniones de todos aquellos que trabajamos desde la honestidad para conseguir los objetivos que salieron de aquel movimiento que cumple hoy seis años.